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YIN & YANG

Cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia (interdependencia), no existen el uno sin el otro, y a su vez existe dentro de él mismo, siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro.

Nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Todo lo que nos rodea se compone de dos fuerzas opuestas que se unifican en armonía para favorecer el movimiento y, a su vez, el cambio.

Cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista. Son opuestos. Todo tiene su opuesto, aunque este no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang.

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Forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva transformación.

Es la dualidad del equilibrio, se compone de dos energías opuestas y complementarias que son visibles en la naturaleza. Es una representación de la vida.

La paradoja viene cuando en cada una de estas fuerzas hay una pequeña porción de a lo que se enfrenta. No todo es blanco o negro, existe el gris.

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La oscuridad te muestra las estrellas, pero la luz te muestra el camino. El día y la noche. El calor y el frío. La tierra y el cielo. La luna y el sol. El verano y el invierno. La muerte y el nacimiento. Las nubes y la lluvia. La alegría y la tristeza. El agua y el fuego. La derecha y la izquierda. Lo mental y lo físico. El norte y el sur. El descenso y la elevación. La quietud y el movimiento.

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La rosa blanca y la rosa negra.

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